|
|
Domingo 9 de octubre de 2005
Apellidos y antepasados:
Descubra sus raíces
MARCO DEVOTO
En
Chile existen el Instituto de Investigaciones Genealógicas y
buenas páginas en internet para orientarse y buscar
expertos.
MARCO DEVOTO
Cuando a
alguien le asalta el bichito de saber de dónde viene su
apellido o saber quiénes fueron sus ancestros, muchos lo hacen
con la idea de hallar vínculos con antiguos nobles, aunque no
es la mejor actitud, porque se pueden decepcionar. Parece un
tema frívolo, pero tiene su lado práctico, ya que permite
acceder a la ciudadanía del país de sus antepasados o a una
herencia o propiedad, señala Mauricio Pilleux, experto
autodidacta.
Quienes buscan por vanidad son los menos,
dice José Miguel de la Cerda, canciller del Instituto Chileno
de Investigaciones Genealógicas (Londres 65, Santiago). Estima
que la mayoría solicita la búsqueda con sencillez y sigue
siéndolo tras confirmarse que tiene antepasados aristócratas.
Y es esa actitud la más recomendable, porque puede haber
sorpresas no siempre gratas.
Cuánto cuesta
buscar
Si le nace el interés de investigar por cuenta
propia, De la Cerda advierte que es un error comenzar por
determinar el origen del apellido. "Lo primero es recabar los
datos con los padres, abuelos, tíos, y confirmarlos en
diversos archivos", explica.
Para ello están el Archivo
de Inmigrantes del Archivo Nacional, la Biblioteca Nacional,
los de las parroquias, Registro Civil, notarías, cementerios y
otros, apuntando a matrimonios y nacimientos. La iglesia
mormona cuenta en Estados Unidos con antecedentes de más de
dos mil millones de personas de todo el mundo y en su página
web tiene un apartado sobre Chile.
Una dificultad son
las migraciones, por ejemplo, si se vive en una ciudad y se
nació en otra, o la familia vino de otro país. El problema es
encontrar y acceder a datos y archivos. Esto, agrega De la
Cerda, hace que los honorarios para el experto vayan desde
unas decenas de miles de pesos hasta millones. Además influye
dónde habrá que investigar, ya que a veces el especialista
debe viajar; el tiempo que demande, y hasta dónde, hacia
atrás, se encargue investigar.
En internet hay muchas
páginas extranjeras que ofrecen investigar, pero De la Cerda
advierte que no siempre son confiables. Lo habitual, dice, es
que, aparte de enviar el escudo familiar, hagan una
investigación primaria, recabando lo que ya existe sobre el
apellido. Sólo por esto pueden pedir hasta cientos de dólares
o euros, por lo que es mejor recurrir a un experto si se
quiere más seriedad.
Lo del escudo familiar es un buen
gancho para vender, pero no todos los apellidos lo tienen. No
significan vínculos nobiliarios, ya que en algunos casos los
blasones fueron inventados, lo mismo que muchos patronímicos
durante la Edad Media y el Renacimiento. Los que sí tienen
conexión con las antiguas aristocracias generalmente constan
en registros. Además, por antiguo que sea o aparezca el
apellido, no significa que uno tenga una relación sanguínea
directa con el primero en lucirlo. "En los casos que parecen
provenir de imperios como el romano y el germánico no se ha
comprobado que existan líneas de continuidad hasta hoy",
afirma De la Cerda.
Esto se debe a que, en el caso de
Europa y Asia, las guerras, pestes, adopciones de huérfanos,
conversiones culturales y religiosas y cambios voluntarios de
apellidos han sido frecuentes. De ahí que los mayores
desencantos se tengan cuando se encuentran muy pocos
datos.
EN
INTERNET
www.ia.cl/ichig/index.htm www.pilleux.cl/genealogia/genealogia.html www.tpino.netfirms.com
Blasones
sin valor
Una de las primeras cosas que hizo O'Higgins
tras la Independencia fue declarar nulos títulos nobiliarios,
blasones y escudos familiares, no sólo por haber sido él hijo
natural, sin derecho a lucir ni hacer pesar rango alguno de
caballero, barón, conde, vizconde, duque, rey o emperador,
sino porque la flamante república era un asunto de todos y no
de unos pocos. Por tanto, los "ex nobles" no tuvieron más
cabida que cualquier otro ciudadano.
|
| |
|
');
|